En la implantación, el embrión en estadio de blastocisto se adhiere al endometrio para iniciar la gestación. Durante este proceso, las células embrionarias entran en contacto con el epitelio endometrial, luego el blastocisto se ancla a las capas externas del endometrio e invade el tejido endometrial. Se trata de un paso crítico en el proceso de reproducción y para su éxito no solo es necesario un blastocisto competente, sino también un endometrio receptivo.

¿Cuándo se considera que hay un fallo de implantación embrionaria?

Se habla de fallo recurrente de implantación embrionaria cuando, habiéndose hecho un número suficiente de ciclos de fecundación in vitro para conseguir un resultado positivo, estos fracasan de manera repetida.

Aunque no existe un consenso global, en líneas generales se habla de fallo de implantación cuando no se ha conseguido un resultado positivo tras la transferencia de al menos dos embriones de buena calidad.

 

Causas del fallo de implantación

Existen numerosos factores que pueden favorecer el fallo de implantación, entre los que se encuentran los siguientes:

  • Factores embrionarios

Los embriones euploides, cromosómicamente normales,  tienen una tasa de implantación mayor. Asimismo, la baja calidad embrionaria desde el punto morfológico también puede interferir en la implantación.

  • Factores uterinos

Existen trastornos o anomalías uterinas que pueden disminuir la receptividad endometrial e interferir en la implantación, como los miomas, pólipos endometriales o adenomiosis,  tener un endometrio muy fino o la obstrucción de las trompas de Falopio (hidrosálpinx), entre otros. Asimismo, el fallo puede deberse a anomalías en la ventana de implantación, como su desplazamiento antes o después de los 6-7 días tras la fecundación.

  • Factores sistémicos

Enfermedades sistémicas, como las trombofilias o las inmunológicas, pueden estar detrás de algunos casos de fallo de implantación.

 

¿Qué hacer ante el fallo de implantación?

Ante un fallo de implantación, y según las recomendaciones de la Sociedad Española de Fertilidad, es necesario hacer un estudio exhaustivo de cada caso y valorar posibles causas genéticas, inmunológicas, trombofílicas o ginecológicas que puedan estar en el origen del fallo.

Dependiendo de las posibles causas, el abordaje terapéutico puede incluir:

  • Histeroscopia/laparoscopia para tratar anomalías uterinas implicadas en el fallo.
  • Tratamiento de las trombofilias según indicaciones de Hematología.
  • Transferencia en estadio de blastocisto, que aporta más información sobre la calidad del embrión a transferir y permite una mejor selección embrionaria.
  • Eclosión asistida. Consiste en hacer un pequeño orificio en la zona pelúcida del embrión para facilitar su salida cuando se ha expandido. Esta técnica ha mostrado cierta eficacia en la implantación de embriones con una zona pelúcida engrosada o elongada.
  • Diagnóstico genético pre-implantacional para descartar los embriones con anomalías y seleccionar aquellos que tienen más posibilidades de ser cromosómicamente normales para su posterior transferencia e implantación en el útero.
  • Test de receptividad endometrial, que consiste en un método diagnóstico molecular para estudiar la expresión de genes relacionados con el estado del endometrio. De esta manera se obtiene un perfil genético de receptividad o no receptividad, y se puede valorar si ha habido un desplazamiento de la ventana de implantación.
  • Ovodonación y donación de semen.