Un parto prematuro es el que se produce antes de la semana 37 de gestación. Dependiendo de la prematuridad, es posible que el bebé presente complicaciones más o menos graves, como bajo peso al nacer o problemas respiratorios, entre otros.

Ante la posibilidad de un parto prematuro, y en el marco del Día Mundial del Niño Prematuro, que se celebra el 17 de noviembre, queremos recordar la importancia de ponerse en manos de un centro que cuente con una unidad de cuidados intensivos neonatales y cuyo equipo médico tenga amplia experiencia en este tipo de alumbramientos, con el fin de garantizar la máxima seguridad para la madre y el bebé.

 

Factores de riesgo de parto prematuro

Existen muchos factores que pueden favorecer un parto prematuro, y entre los más conocidos se encuentran los siguientes:

  • Antecedentes de parto prematuro.
  • Haber tenido embarazos múltiples.
  • Preeclampsia (hipertensión arterial en el embarazo).
  • Enfermedades de la madre, como diabetes, nefropatías, cardiopatías o infecciones.
  • Anomalías o malformaciones en el útero, el cuello del útero o la placenta.
  • Insuficiencia cervicouterina.
  • Rotura prematura de las membranas amnióticas.
  • Problemas nutricionales antes o durante el embarazo, anorexia, obesidad…
  • Consumo de tabaco, alcohol y otras drogas.
  • Ser menor de 16 años o mayor de 35.
  • Intervalo inferior a 6 meses entre embarazos.
  • Estrés, cansancio, estados de ansiedad.

 

¿Se puede prevenir el parto prematuro?

No todos los factores que intervienen en el riesgo de parto prematuro son modificables o tratables. En algunas mujeres, como por ejemplo las que tienen antecedentes de parto prematuro y/o cuello del útero corto, la administración de progesterona puede reducir el riesgo. Asimismo, en los casos de acortamiento del cuello del útero se puede realizar un cerclaje cervical, que consiste en cerrar el cuello del útero con suturas que aporten un soporte adicional durante la gestación.

Asimismo, el control estrecho de las enfermedades crónicas o ginecológicas de la madre, así como la modificación del estilo de vida, pueden ayudar a disminuir el riesgo de manera considerable.

Cuidarse es fundamental, por lo que no dudes en seguir estas recomendaciones:

  • Sigue a rajatabla el control ginecológico, sobre todo si tienes factores de riesgo de parto prematuro. Habla con tu ginecóloga de tus preocupaciones e infórmale sobre cualquier signo de alarma, como por ejemplo sangrado vaginal anómalo.
  • Reduce los niveles de estrés haciendo ejercicio físico ligero, como yoga o Pilates adaptados para el embarazo.
  • Duerme las horas necesarias para sentirte descansada y disminuye tu actividad diaria si lo ves necesario.
  • Sigue una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras, y baja en sal, grasas y productos procesados.
  • Elimina el tabaco y el alcohol.

 

¿Cuáles son las características del bebé prematuro?

  • Bajo peso al nacer y menos grasa corporal.
  • Problemas respiratorios.
  • Dificultad para alimentarse: falta de reflejos para succionar o coordinar la deglución y la respiración.
  • Vello corporal (lanugo).
  • Temperatura corporal baja.
  • Tono muscular bajo.
  • Cartílago del oído suave y flexible.
  • Piel muy delgada y lisa.
  • Clítoris agrandado en las niñas, y testículos sin descender y escroto pequeño en los niños.

Además de estos signos, y dependiendo de la prematuridad, el bebé puede presentar problemas cardiacos, gastrointestinales, metabólicos, sangrado cerebral, anemia, ictericia e infecciones. A largo plazo, puede haber problemas cognitivos, dentales, de visión y audición, y mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.

Debido a las numerosas complicaciones de distintos grado, los bebés prematuros permanecen bajo supervisión médica en una incubadora de la unidad neonatal que permite monitorizar la frecuencia cardiaca, el nivel de oxígeno en sangre y la función respiratoria, al tiempo que se mantiene una temperatura adecuada.