El estrés está relacionado con el desarrollo o empeoramiento de numerosas enfermedades, como las cardiovasculares. Pero muy pocas personas lo asocian con los problemas de fertilidad o con el posible resultado de los tratamientos de reproducción asistida.

A continuación te contamos cómo influye el estrés en la fertilidad tanto de hombres como mujeres y, lo más importante, te damos algunas pautas para revertir esta situación.

 

Estrés y eustrés, cómo diferenciarlos

El estrés se caracteriza por reacciones físicas y emocionales de intensidad variable causadas por situaciones o actividades muy demandantes. A lo largo de la vida estamos expuestos a muchas fuentes de estrés y en la mayoría de las ocasiones aprendemos a controlarlo por nosotros mismos.

Cuando el estrés es excesivo, prolongado en el tiempo y tiene efectos negativos en la salud, causando trastornos como migrañas, insomnio, arritmias, problemas digestivos…, estamos en una situación de estrés negativo que hay que controlar cuanto antes para que no tenga consecuencias mayores.

Sin embargo, también existe un estrés positivo denominado eustrés, que es aquel que experimentamos de manera moderada y que actúa como activador para ponernos en marcha cuando tenemos que realizar una actividad importante, afrontar un reto o resolver una situación compleja. A diferencia del estrés negativo, el eustrés no tiene efectos perjudiciales en nuestra salud ni dura mucho en el tiempo.

 

Impacto del estrés en la fertilidad

Numerosos estudios han demostrado que los altos niveles de estrés influyen negativamente en la fertilidad de hombres y mujeres. Esto se debe a que altera el funcionamiento del sistema neuroendocrino y el nivel de muchas de las hormonas implicadas en el proceso reproductivo.

Se estima que las mujeres que sufren estrés elevado ovulan hasta un 20 % menos y las probabilidades de que sus óvulos sean fecundados de manera natural es hasta un 29 % menor en comparación con las que no sufren estrés. Asimismo, el estrés reduce el deseo sexual, por lo que disminuyen las relaciones sexuales necesarias para conseguir un embarazo.

En el hombre, los niveles altos de estrés también alteran la cantidad y calidad del semen, dificultando así la concepción.

 

Adrenalina y cortisol, dos hormonas a mantener a raya

Entre las hormonas que juegan en contra de la fertilidad están la adrenalina y el cortisol, esta última también conocida como la hormona del estrés. La producción de dichas hormonas aumenta cuando nuestro organismo entra en un estado de alerta, tensión y alta demanda física y psicológica.

La mala noticia es que esto tiene un efecto negativo sobre otras hormonas implicadas con el proceso reproductivo, como la hormona luteinizante encargada de desencadenar la ovulación, o la hormona foliculoestimulante, que promueve la producción de estrógenos, solo por nombrar algunas de las más conocidas.

La adrenalina y el cortisol también han demostrado efectos negativos en la concentración, motilidad y calidad del semen.

 

Controlar el estrés cuando se sigue un tratamiento de reproducción asistida

Los tratamientos de reproducción asistida, como la FIV, tienen un impacto físico y psicológico importante en la pareja, sobre todo cuando ya ha habido uno o varios intentos fallidos de conseguir un embarazo.

Por ello, es importante recibir apoyo psicológico y poner en práctica estrategias para el control del estrés. En el Centro Médico Sanchinarro contamos con un gabinete psicológico en el que encontrarás el apoyo que necesitáis tú y tu pareja para afrontar la incertidumbre y el estrés que puede generar el deseo de ser padres, así como para controlar el estrés causado por otros factores, como por ejemplo el trabajo, que también pueden influir en tu estado general de salud.

 

Algunas recomendaciones si estás sufriendo estrés

Para controlar el estrés, es fundamental conocer su fuente y, una vez identificada, poner en marcha distintas estrategias para que desaparezca. Obviamente, no siempre puede eliminarse la fuente de estrés, sobre todo cuando hablamos de problemas de fertilidad cuya resolución no solo depende de nosotros.

No obstante, se pueden tomar algunas medidas para intentar controlar el estrés y aprender a convivir con él, de manera que tenga un menor impacto en nuestra salud:

  • Busca ayuda psicológica profesional junto a tu pareja.
  • Comparte con tus más allegados tus motivos de estrés para que puedan entenderte y apoyarte.
  • Haz ejercicios de respiración para rebajar la tensión en los comentos complicados. Un ejercicio muy sencillo es la técnica 4-7-8 desarrollada por el médico Andrew Weil, de la Universidad de Arizona (Estados Unidos), que consiste en inspirar durante 4 segundos, mantener una apnea durante 7 segundos, y exhalar durante 8 segundos. Este sencillo ejercicio ayuda a controlar el estrés, la ansiedad y síntomas como la irritabilidad o el insomnio.
  • Apúntate a meditación o mindfullnes, técnicas que mantienen a raya la producción de cortisol, aumentan la sensación de bienestar y rompen el círculo vicioso de pensamientos preocupantes o negativos que a veces nos invaden.
  • Practica deporte de manera frecuente para aumentar tus niveles de dopamina y serotonina, hormonas que aumentan la sensación de bienestar y felicidad.