Los miomas o fibromas uterinos son masas anormales de tejido que se forman en el músculo liso del útero y, con menos frecuencia, en el cuello uterino. Se estima que el 20% de las mujeres presentarán miomas uterinos a lo largo de su vida fértil. Por ello, es un motivo habitual de preocupación entre las mujeres que quieren ser madres bien de forma natural o mediante alguna técnica de reproducción asistida.

¿Por qué aparecen los miomas?

No se sabe con certeza cuál es la causa de los miomas, pero los estudios realizados hasta ahora muestran que pueden tener su origen en factores hormonales, concretamente en los niveles de estrógenos. Y es que para su desarrollo y crecimiento, los miomas necesitan estas hormonas, por ello se denominan tumores benignos estrógeno-dependientes. Solo un pequeño porcentaje de los miomas suele tornarse a maligno, dando lugar a un leiomiosarcoma. Asimismo, parece haber cierto componente genético que podría favorecer su desarrollo.

Los miomas aparecen habitualmente en mujeres de entre 30 y 50 años, y a partir de esta edad se reduce su tamaño debido a la menopausia, que implica la disminución progresiva de la producción de estrógenos.

¿Cuáles son los síntomas de los miomas?

Los miomas pueden cursar sin síntomas, pero cuando aparecen tienen un gran impacto en la calidad de vida. Los síntomas más frecuentes son:

  • Sangrado entre reglas.
  • Menstruaciones muy abundantes y prolongadas.
  • Dolor pélvico y abdominal.
  • Cólicos.
  • Lumbalgia.

 

¿Cómo afectan los miomas a la fertilidad?

Los miomas no siempre afectan a la fertilidad. De hecho, en la mayoría de los casos son muy pequeños y no impiden la concepción. Sin embargo, dependiendo del tipo y tamaño, los miomas pueden obstruir el paso de los espermatozoides hacia las trompas de Falopio, alterar la cavidad uterina, o afectar a su contractibilidad y vascularización, lo que dificulta o impide la concepción.

Existen tres tipos de miomas:

  • Miomas subserosos: Se desarrollan hacia el exterior de la cavidad uterina y representan el 55% de todos los miomas que se diagnostican. Los miomas subserosos no se asocian directamente con una disminución de la fertilidad o problemas para la gestación.
  • Miomas intramusculares: Crecen dentro de la pared uterina y cerca del 40% de los casos que se diagnostican corresponden a este tipo. Al igual que los subserosos, los miomas intramusculares no se relacionan de manera directa con problemas para concebir.
  • Miomas submucosos: Se desarrollan hacia el interior de la cavidad uterina y aunque solo representan el 5% de todos los miomas, pueden tener un impacto importante en la fertilidad, ya que alteran la cavidad uterina y deterioran el endometrio, que es el revestimiento del útero.

 

Tratamiento de los miomas uterinos

El tratamiento de los miomas debe ser individualizado y puede incluir:

  • Administración de análogos de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH), que disminuyen el nivel de estrógenos y, en consecuencia, reducen el tamaño de los miomas.
  • Miomectomía: consiste en la extracción del mioma por vía laparoscópica o histeroscópica, preservando el útero.
  • Histerectomía: Se extirpa la totalidad del útero, por lo que se realiza en casos seleccionados.
  • Embolización de la arteria uterina: Se bloquea el flujo sanguíneo que alimenta al mioma.
  • Radiofrecuencia: Es un tratamiento mínimamente invasivo que permite disminuir el tamaño y destruir el mioma.

 

Tengo un mioma y voy a hacerme una FIV, ¿debo extirpármelo antes del tratamiento?

La recomendación de extirpar o no un mioma antes del tratamiento de fecundación in vitro (FIV) dependerá de cada caso y de factores como el tamaño, localización, grado de alteración de la cavidad uterina…

Ante la presencia de miomas uterinos, tu especialista hará una valoración individualizada para determinar si es necesario tratarlos para mejorar las posibilidades de éxito del tratamiento de reproducción.